martes, 10 de febrero de 2009

Críticas de cine: Soy un Cyborg 7/10



Como no podía ser de otra manera retomaré mis críticas con el último trabajo del surcoreano Park Chan Wook (a la espera del estreno de "Thirst").


I'm a Cyborg but that's Ok o Soy un Cyborg como se ha traducido en España, es la primera incursión de Chan Wook en la comedia romántica, bueno y en la comedia en general. Aunque nos quedaríamos muy cortos y seríamos muy injustos si definieramos esta cinta como alguna de esas dos cosas. Porque sea lo que sea es una película de Park Chan Wook y eso debería ser un genero por sí mismo.


La cinta nos cuenta la historia de una chica, que un día sin más cree ser un cyborg e intenta conectarse a la corriente introduciendose unos cables a través de las venas para recargarse. Esto automáticamente la lleva a parar a un psiquiátrico. Y aquí empieza el alucine. La galería de personajes que pueblan la institución mental no tiene desperdicio. Una especie de Alguien voló sobre el nido del cuco amable,colorida y edulcorada.


Pero nuestra protagonista tiene un problema, no quiere comer, ya que los cyborgs no se alimentan de la misma comida que los humanos, así que ella se dedica a chupar pilas para recargar su energía, lo que la lleva a enfermar. Nadie es capaz de hacerla entrar en razón. Y ahí entra en escena uno de los personajes más bonitos y amables de los últimos años. Un interno capaz de robar cualquier cosa, desde la suerte para ganar al ping pong hasta el arrepentimiento o la piedad. Este curioso "ladrón" se enamorará de nuestra cyborg y hará lo imposible para ayudarla.

Así contada quizá no parezca gran cosa, pero es que la fuerza de este filme reside en sus imágenes, aquí es donde esta vez Chan Wook nos deja boquiabiertos. Los colores, la fotografía y la escenografía son tan maravillosas, que sólo por eso merecería ver esta película. Pero es que además es un cuento, un cuento precioso, pero no empalagoso, sencillo y mágico, que te hará sonreír cada dos por tres.

A su vez el director reivindica la locura, la sencillez, la mágia y sobretodo nos recuerda que el hecho de crecer no tiene porque conllevar una falta de imaginación y de creencia en la magia.


Una fábula colorista y optimista, absurda y surrealista, pero con escenas memorables, como la de la mariquita o la del megatrón de arroz.


Si le pongo un siete y no un diez es porque en ocasiones el ritmo flojea y se hace demasiado lento, quizá le hubiera ayudado suprimir unos minutos del metraje. Aún así merece mucho la pena, aunque aviso a los que hayan visto otras cintas del autor de que esta no tiene nada que ver con nada de lo que haya hecho antes.


En resumen, Chan Wook nos vuelve a sorpender y se muestra capaz de manejar un género tan redicalmente alejado de su filmografía.

1 comentario:

meri_anne_kiki dijo...

Esta película me la recomendó una amiga y debo decir que me pareció sumamente interesante, sobre todo porque te permite ver la historia desde la perspectiva de los pacientes y de los doctores, llegando a un punto donde es difícil distinguirlas.